La sátira es un género artístico de mucha libertad. Las locuras, los problemas más sensibles de la sociedad salen disparadas por la sátira, que las mantiene en el aire como un hedor. Las críticas -casi nunca amables- y las denuncias a la justicia no tardan en llegar. Por suerte, cuando la verdad ya está vomitada.
He aquí un breve repaso de los referentes de este género marginal y sincero como pocos en la historia gráfica argentina.
El Mosquito.
Nació un 24 de mayo de 1863 y llegó a tener más de 1500 ediciones hasta el año 1893. Su blanco predilecto fue la clase política argentina en sus vaivenes por promover un modelo de país industrializado.
Caras y Caretas.
Nació de su homóloga uruguaya en 1898 y tuvo varios períodos de publicación, con interrupciones. El primero hasta 1939, el segundo en 1951, luego en 1982, y desde 2005 a la actualidad. Incluyó juegos y material educativo en sus primeros números, y dio a conocer los primeros cuentos de Horacio Quiroga.
Humor.
Tira gráfica nacida en 1978, fue rápidamente referente para los lectores argentinos, quienes reían a la vez que se prestaban como escudo protector frente a las presiones y amenazas de la dictadura militar.
Sus ventas oscilaban entre 100 a 350 mil ejemplares. Perdió fuerza paulatinamente y cerró en 1999, debido al desmanejo editorial y los juicios perdidos.
Barcelona.
Nació en 2003 y sigue estando vigente. Se edita quincenalmente, tanto de forma gráfica como digital. Se destaca por el uso de noticias falsas llenas de humor ácido para reflejar la realidad argentina en todos sus campos.