La energía es un recurso esencial para el desarrollo del ser humano. El comercio, la industria, el transporte, la construcción, e incluso, la vida cotidiana, dependen de una fuente energética como principal condición para su actividad. Sin embargo, tras miles de años de explotación y desarrollo de conocimiento en esta materia, el sistema actual se ve enfrentado a factores que obligan a repensar el modelo energético vigente: la utilización de fuentes naturales no renovables y el impacto ambiental derivado de ellos.
En esta línea, para promover el uso de fuentes alternativas de energía y disminuir la utilización de energías no renovables, la Organización de las Naciones Unidas -ONU- desde 1949 determinó que el 14 de febrero sea el “Día Mundial de la Energía”. Además, sostiene que las fuentes de energías no renovables y las técnicas empleadas para su extracción son responsables del 60% de la emisión de Gases Efecto Invernadero -GEI- en el mundo. En la Argentina, más del 80% de la matriz energética está compuesta por hidrocarburos -gas y petróleo-, es decir, que nuestra fuente principal de generación de energía proviene de recursos agotables que necesitan de millones de años para regenerarse y que, a su vez, su extracción implica un gran impacto ambiental.
El objetivo de instaurar un “Día de la energía”, entonces, radica en modificar la matriz energética a nivel mundial, se busca generar energía que produzca menos GEI y que sean renovables, es decir, que no se agoten con el uso. Hoy en día existen variadas fuentes renovables de energía que representan menos emisiones GEI, como por ejemplo la energía solar, la eólica y la hidráulica.
En relación a la regulación argentina sobre el tema, con el fin de fomentar y producir nuevas fuentes de energía renovables, en el año 2015 se sancionó la Ley Nacional N°27.191, que establece como objetivo principal para el año 2025 que la matriz energética esté compuesta por un 20% de fuentes de energía renovables. Para lograrlo, establecieron como primera meta para fines del 2018, el 8% de la matriz energética fuese de fuentes renovables. Lamentablemente, esto no sucedió y para diciembre del 2018 se llegó al 4%.
Sin embargo, y como siempre planteamos desde este espacio, lo cambios no sólo pueden darse a nivel global, sino también desde lo individual. ¿Sabías que cambiando algunos hábitos en el hogar podemos consumir un 30% menos de energía de lo habitual? Algunas maneras de implementarlo son: