A partir de esta tendencia que crece en nuestro país, y en todo el mundo, los turistas buscan disfrutar de la belleza y la tranquilidad de la naturaleza, y a la vez participar de un intercambio significativo con los lugareños, aportando a la economía del destino elegido, y a sus comunidades. Por definición, el término turismo rural lleva implícito el principio de sustentabilidad que, si bien es un concepto ético, debe presentarse en cualquier forma de turismo con el fin de proteger el medio ambiente natural y cultural. El desarrollo sustentable, entonces, muestra una alternativa en la búsqueda del bienestar humano, teniendo en cuenta lo económico y el cuidado del ambiente.
El turismo presenta varias vertientes, cada una con sus actividades particulares y muestra una importante participación socioeconómica en los lugares destinados a la explotación comercial. Las actividades recreativas en áreas rurales forman parte de una de estas vertientes. Generalmente, el turismo rural tiene que ver con aquellas actividades propias del ser humano que se llevan a cabo en lugares que quedan fuera de centros urbanos. Se practica en áreas rurales donde se involucran todas aquellas actividades relacionadas a la vida del campo y a sus labores.
Los principales consumidores del agroturismo son los colegios que realizan visitas o retiros, enfocándose en aquellas actividades que tengan como objeto la vida en la naturaleza. En cuanto a los turistas propiamente dichos, son las personas que se ven atraídas por el campo porque viven en las ciudades y les parece interesante conocer diferentes culturas, o simplemente sienten la necesidad de desconectar con la urbe. Aprovechan y disfrutan de la oportunidad de convivir con la población local, aprender a cocinar comidas típicas, hacer artesanías o trabajar la tierra con sus propias manos, además de conocer nuevos destinos no convencionales ni masivos.