Raúl Scalabrini Ortiz -1898-1959- fue un hombre de muchas profesiones, entre ellas, ensayista y periodista. Fomentó un pensamiento y una cultura nacional independiente, capaz de gestionar un modelo propio de país.
Nació en Corrientes pero vivió en Entre Ríos hasta trasladarse a Capital Federal para sus estudios de agrimensura. Coqueteó brevemente con la política de izquierda, pero la abandonó para finalizar sus estudios y dedicarse a la literatura. A los 25 años, publicó “La Manga”, su primer libro de cuentos cortos. En 1931 logró reconocimiento a nivel nacional con su libro más reconocido: “El hombre que está solo y espera”, allí presenta la idiosincrasia del porteño de la época, lo que vive y le apasiona en medio de una Argentina confundida y cambiante.
Scalabrini Ortiz se volcó a analizar el historial argentino desde su independencia, denunciando las acciones políticas polémicas de su época, siempre considerando al poder semicolonial, por seguir fomentando una economía dependiente de los intereses británicos.
En 1933 participó de una revuelta fallida por el retorno de la democracia, y se fue exiliado a Europa por la dictadura de José Felix Uriburu, en 1930.
Recién en 1935, una amnistía le permitió regresar a Argentina, y comenzó a participar, aunque sin afiliarse, a FORJA, una agrupación política radical que fomentaba un nuevo modelo de país, y a su vez, siguió denunciando los actos de corrupción durante la “década infame”
Con la aparición de Perón hacia 1943, Scalabrini encontró un personaje con llegada popular y dispuesto a un proyecto industrial nacional, y en 1947 logró ver plasmado su viejo anhelo: la estilización de los ferrocarriles.
En 1955 Perón fue derrocado, y Scalabrini alzó una vez más su voz con una fuerte crítica al golpe de estado, las consecuencias no tardaron en llegar y fue despedido y censurado en los medios. Esto hizo que regresara momentáneamente a su profesión de agrimensor.
En 1958, un nuevo intento democrático le devuelve algo de relevancia a sus ideas de desarrollo nacional, pero un avejentado Scalabrini Ortiz, se decepcionó rápidamente por las promesas incumplidas. El año entrante enfermó, y falleció a los 61 años de edad.
Lo que retomamos del accionar de Scalabrini Ortiz es la posibilidad de pensar una Argentina desde sí misma, y de manera independiente. Con foco en la participación cívica en la vida democrática de una Nación, para consolidar un proyecto de país a largo plazo, digno para todos sus presentes.