Los dirigentes de la AFA se quieren reunir con el presidente Alberto Fernández una vez finalizado el actual período de confinamiento y de concretarse el encuentro, le presentarán el plan que diseñaron pensando en el retorno de las prácticas y luego, de la competencia. Tiene similitudes y diferencias con lo realizado en las distintas ligas europeas, que ya retomaron el andar.
Lo principal del plan de acción que tienen en mente los dirigentes del fútbol argentino es que se realice un seguimiento de cerca a todos los que formen parte del retorno, para poder advertir síntomas de gripe y en tal caso aislar a los afectados.
Por eso, se piensa en la realización de chequeos diarios, que incluyan la prueba de laboratorio de Covid-19, realizar análisis específicos del sistema respiratorio, cardíaco y músculo-esquelético.
Todo esto se reflejaría con la realización del test de COVID-19 a todos los futbolistas que regresen al fútbol profesional, y a aquellos con quienes hayan tenido cualquier tipo de contacto. El primer test se realizará 72 horas antes de reanudar la actividad futbolística para evitar los falsos negativos, el segundo test antes de la primera sesión de entrenamiento, y luego semanalmente.
Quienes den positivo en la prueba no podrán realizar ninguna actividad futbolística y deberán seguir las recomendaciones de las autoridades médicas.
Las indicaciones más específicas, que involucran la propia actividad y también la vida cotidiana del jugador, son: desinfectar los medios de transporte utilizados para acudir a partidos o entrenamientos y que los clubes implementen un sistema de traslado puerta a puerta de forma individual para quienes no tienen medio propio. Ya en el club, el protocolo propone que se respete la distancia entre personas, de al menos un metro y medio, no más de seis jugadores por cancha en los entrenamientos -en Europa arrancaron con un solo jugador por cancha-, evitar las concentraciones, que todos los empleados y directivos del club utilicen barbijo o tapaboca -exceptuando únicamente a los jugadores- y no se permitirá mezclar los equipos de trabajo.
Ahí es donde comienzan los interrogantes sobre cómo será llevarlo a la práctica. Si el cuerpo técnico de un equipo está entrenando con un grupo de seis jugadores, no podrá durante el mismo día hacerlo con otro grupo. Tampoco se recomienda ofrecer refrigerio a los jugadores, se les pide que no se toquen la cara y queda totalmente prohibido salivar, una conducta que se observa casi permanentemente durante un partido. En el caso de utilizar un pañuelo y no el pliegue del codo, deberá ser arrojado a un contenedor sellado. Pero lo más difícil, sin duda, será acatar la prohibición del contacto físico, tanto en situaciones de juego, como también darse la mano o “chocar los cinco”, tal cual indica el protocolo elaborado por la AFA.
La respuesta del Gobierno fue casi inmediata; la voz fue la del Ministro de Turismo y Deporte, Matías Lammens, quien explicó que la situación particular del fútbol no depende de un protocolo, porque en ese sentido hay otros ejemplos de deportes que han retomado la actividad. Tal es el caso de Los Pumas y Las Leonas, que ya están entrenando, con lineamientos estrictos.
El principal problema en el fútbol, según entiende el Gobierno y también la AFA, es que la mayoría de los clubes se encuentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires y la mayoría de los jugadores viven allí, que es la zona más afectada por el Covid-19, y los casos positivos continúan en ascenso.