En Argentina estamos en plena cuarentena entorno al Covid-19, pero en muchos rincones del mundo ya se liberaron algunas actividades, y con mayores o menores protocolos sanitarios, de a poco se va volviendo a la rutina que conocimos como normal.
El deporte, pensado desde la competencia y también desde el negocio, no es ajeno a esta situación. Las federaciones de las distintas disciplinas trabajan para volver a la actividad, algunas ya lo hicieron y otras tienen fecha de reinicio, pero ¿qué pasa con los protagonistas? Hay casos de deportistas profesionales que se oponen al retorno hasta tanto haya información concreta de que no habrá chances de contagio.
Cuando se suspendieron las competencias deportivas, lo que más preocupó a organizadores y patrocinadores fue el negocio. Por eso, tardaron en suspender los Juegos Olímpicos y se apresura el pedido de que vuelva la actividad deportiva.
En Alemania dieron el primer paso con el regreso del fútbol con un interesante protocolo sanitario. Canchas vacías, suplentes con distanciamiento entre ellos, cuerpos técnicos y allegados con barbijos y la prohibición de festejos con abrazos. Pero en las distintas situaciones del juego, esas medidas preventivas lógicamente quedan a un lado.
En España y en Inglaterra, los clubes ya están entrenando y el regreso del fútbol profesional tiene fecha. Primero, comenzaron las prácticas individuales, luego en grupo y ya los entrenamientos son con planteles completos. Y aparecieron las primeras voces en contra de reanudar actividades a pleno.
En España: cuando promediaba abril, los capitanes de los 42 equipos de La Liga y la segunda división mantuvieron una reunión virtual con la Asociación de Futbolistas Españoles para discutir las condiciones del regreso.
En Inglaterra también hubo reuniones y la federación apoyó a los jugadores en la decisión que deseen tomar, y en las últimas horas hubo una declaración que retumbó fuerte. Fue la de Troy Deeney, capitán del Watford, que perdió a su padre y dos abuelos por el coronavirus, se mostró preocupado por la reacción de los fanáticos tras conocerse su elección de no ir a las prácticas. Deeney, además, tiene un hijo de cinco meses con problemas respiratorios y entendió que sumarse a su grupo de trabajo puede acercarlo al contagio y en potencial, poner en riesgo la vida de su hijo.
Pero esto no es propio del fútbol. El tenis tiene fecha de regreso y será el 20 de septiembre en París, donde se decidió que ese día comience Roland Garrós. No será como lo vimos siempre, pero incluso se animaron a adelantar que habrá público.
La decisión parece tomada, pero otra vez: ¿qué pasa con los jugadores? Hace unos días, Roger Federer reveló en un vivo de Instagram que ni siquiera está entrenando ante la incertidumbre de cuándo vuelven los torneos. En sintonía con el actual número 4 del ranking mundial, el presidente ejecutivo de Tennis Australia -TA-, Craig Tiley, opinó que es difícil que la competencia vuelva en 2020 ¿Por qué? Porque hay muchos vuelos y ante el riesgo de contagio por los traslados, cree que la vuelta del tenis sea una de las últimas cosas que suceda.
Cuando las federaciones convoquen, apoyados por los gobiernos y con la presión de los patrocinadores, las fechas para reanudar o comenzar competencias desde cero van a aparecer en los calendarios. El negocio siempre manda y los deportistas son el motor de todo eso; pero en este contexto de pandemia habrá que ver cómo se comportan y hasta qué punto apoyan las decisiones que se tomen en una oficina.