Elon Musk es un magnate norteamericano conocido por liderar proyectos revolucionarios como la línea de vehículos autónomos Tesla, o los cohetes reutilizables de Space X que quieren conquistar Marte, y quienes se mantienen mejor informados, quizá sepan sobre Solar City, una empresa sin fines de lucro que busca proveer a individuos y empresas de paneles solares para avanzar en la utilización de energía limpia. Elon también es responsable de The Boring Company, que busca crear una red subterránea en Los Ángeles para mover automóviles por sendas automatizadas a alta velocidad, y de Hyperloop, la firma que persigue transportar gente en cápsulas a velocidades supersónicas.
Con todo esto, Musk nunca se detiene y sigue creando nuevas empresas orientadas al futuro y tocando temas polémicos, como la idea de crear interfaces de computadoras cerebrales de un alto grado de ancho de banda conectadas entre sí, que en su última instancia lleven a la singularidad, la unión del hombre con la máquina.
Es sabido que este magnate le teme a lo que el avance de la inteligencia artificial -I.A.- pueda llegar a significar para la humanidad. Incluso le advirtió al creador de Facebook, Mark Zuckerberg, los problemas que hay que tener en cuenta con el uso descuidado de la I.A. entorno a las redes sociales.
Es por eso que creó Neuralink en 2016 como una compañía de investigación medicinal que se propone crear humanos más inteligentes, con mejor memoria y con la capacidad de comunicarse entre sí sin necesidad de emitir palabra alguna. Algo que ya venimos haciendo con nuestros celulares, computadoras y demás dispositivos, pero incorporándolo todo al cuerpo humano.
Sin embargo, los avances en implantes cerebrales para dichos fines están a décadas de distancia de un resultado sustancial, lo máximo que se logró hasta el momento fue observar la actividad neuronal a través de binoculares, lejos de comprenderla por completo y aprovecharla para ampliar su funcionalidad en personas sanas. Aun así, desde la década del ´90 en adelante la investigación en implantes neuronales ha logrado importantes conquistas, sobre todo en personas con discapacidades -desde poder controlar extremidades robóticas, incluso de manera inalámbrica, hasta conseguir que personas completamente sordas o ciegas puedan volver a escuchar o ver-.
Actualmente, Neuralink se destaca en aplicaciones medicinales y terapéuticas para ayudar a personas con traumas cerebrales o con lesiones en la espina dorsal a recuperar funciones y motricidad.
Aunque la singularidad de lo que propone Musk a través de sus corporaciones haya resultado atractiva o temerosa, lo seguro es que no lo veremos suceder hasta dentro de muchos años.