El “oído” fino para captar los detalles y la curiosidad para ir a buscarlos. Sus personajes, cotidianos y sin exageraciones, cobraban vida y hacían dudar al lector de si era posible que Hebe Uhart estuviera contando anécdotas de algún pariente o vecino con las palabras adecuadas para no aburrir ni exagerar.
Cuando recibió el premio iberoamericano de Manuel Rojas a fines del año 2017, Hebe Uhart -1936-2018- admitió en su discurso desconocer la existencia del premio y la del mismo Manuel Rojas. Luego habló de sus experiencias en tierra chilena, la forma que tenían de atender los mozos de La Serena, por ejemplo, y que se diferenciaba de otras partes de Chile. A Hebe algo le había llamado la atención, había tomado nota de eso en sus viajes al país trasandino, y lo estaba compartiendo con los asistentes del lugar. En realidad, no hacía otra cosa que revelar cómo trabajaba la tierra de sus textos al mismo tiempo que daba su discurso de premiación.
Hebe nació en la localidad de Moreno, Provincia de Buenos Aires, y desde allí fue, volvió y no paró de viajar. “Hay un montón de gente que está como oculta”, decía cuando le preguntaban por los personajes de sus textos. Desmitificaba la figura solemne del escritor, la consideraba egocéntrica, innecesaria para darle libertad a una historia. Lo igualaba al rubro de cualquier otra persona, sosteniendo, que al mismo tiempo, sacar del pedestal al artista, era la manera de escribir mejor.
“Memorias de un pigmeo” -1992- cuenta la historia de Uto, un adolescente de la tribu de los Pigmeos, quién parte de su pueblo para estudiar bajo la tutela de un grupo misionero. Uto vivirá el choque de sus creencias con otras, y su personalidad crecerá al mismo tiempo. Hebe, se mantendrá ausente del conflicto, al menos no influirá la Hebe de carne y hueso, que tiene sus propios pensamientos reservados para el mundo real. Uto es una creación que ahora camina por sus medios, y lograr eso es de los mayores aciertos de la escritora, como para cualquier persona que cuente una historia. Más adelante nos daremos cuenta que ella quién nos paseó por el mundo de los Pigmeos, quién le dió voz a todas las cosas, y así y todo podremos hacer de cuenta que no le creemos.